
“ La iluminación es el final de la búsqueda espiritual pero es el comienzo de la verdadera espiritualidad en la forma.” Rasech
A finales del dos mil veinte realicé la iluminación. Por aquella época meditaba una hora en la madrugada y una hora en la tarde-noche. En el año dos mil veintidós, dos años después de la Iluminación, comencé a sentir que estaba más embolatada de lo normal, confundía las fechas; olvidaba lo que estaba hablando con otras personas; decían que andaba por las nubes, perdida; me daba cuenta de ello y no era consciente del peligro; intuía que era por la meditación y no prestaba atención a lo que manifestaban. Estaba como salida de mi cuerpo, estando sin estar y pasaba los días en automático; mi cuerpo hacía lo que tenía que hacer siguiendo los sentidos, yo seguía a mi cuerpo despreocupada de lo que pasara. Es una sensación de pérdida de identidad, pérdida de individualidad. Por lo tanto, decidí disminuir mi meditación paulatinamente hasta que llegué a cinco minutos, me interiorizaba por cinco minutos. Esto no me estaba funcionando seguía elevada, así que comencé a preocuparme; en mi caso, por andar tan perdida y en estas calles de mi ciudad, con los pisos tan disparejos y desbaratados, me caí tres veces en un mismo mes, y fue la última caída, cuando más duro me lastime, la que me hizo hacer consciencia de que algo no estaba bien, que había algo diferente en lo que me estaba pasando; también comprendí que no podemos andar en el mundo sin mente, este mundo es el mundo de los sentidos y no podemos vivir plenamente en él si no los utilizamos correctamente. Me volví a mi ser interior, mi maestro interior y decidí dejar de meditar hasta que me estabilizará dado que comenzaba a preocupar a mis seres queridos e hice consciencia de que no somos seres individuales, formamos un tejido humano, lo que nos ocurra afecta a las personas más cercanas y al preocupar a las personas estamos afectando sus vida; tenemos que ser responsables de influir en sus sentimientos y decidí dejar de meditar por un tiempo, para ver si dejando de meditar me centraba en esta vida y me estabilizaba. Al mismo tiempo recordé que había que asentar el estado de la Iluminación y con toda seguridad todavía no se había asentado.
Dejé de meditar aproximadamente un mes. Al dejar de meditar me volvieron miedos, depresiones por raticos, a veces me sentía triste y lograba estabilizarme, y también perdí la alegría y decidí poco a poco volver a meditar me he ido nuevamente estabilizando, pero no ha sido fácil, ya viví en carne propia por qué en un libro de mi Maestro decía que nunca dejáramos de meditar. No digo que esto le ocurra a todas las personas que meditan, ya que todos somos muy diferentes.
Ya llevo varios meses meditando y he ido aumentado poco a poco el tiempo de meditación, en este momento estoy entre media hora y cuarenta y cinco minutos. La idea es llegar a la hora y como se vaya equilibrando la relación espíritu – materia será lo que decida qué tiempo meditaré.
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