
«Benditos son tus ojos porque ven y tus oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y hombres de rectitud han querido ver estas cosas que estáis viendo y no las vieron y quisieron oír estas cosas que estáis oyendo y no las oyeron.» Jesús de Nazaret, uno de los grandes Maestros de la antigüedad. Mateo: 13:17
El amor divino
Martes 13 – 10 – 2020. Hoy amanecí con el entendimiento de que la consciencia infinita —Dios, el Ser— es amor. Me explico: siempre pensé que las experiencias que había tenido con el amor no podían ser del amor humano, ya que lo trascendían. Pero hasta ahí llegaba mi comprensión.
La primera experiencia con el amor fue hace unos 13 o 14 años. Aún no había entrado en el camino y no entendía lo que me había sucedido, aunque presentía que algo espiritual me había consolado. Esa experiencia fue sobre el amor que me tenían.
La segunda experiencia fue sobre el amor que somos. Sentí un amor infinito que estaba en mí y que no estaba dirigido a nada.
La tercera experiencia fue sobre el amor que podemos dar, pues fue una expansión del amor.
Hoy me pasó lo mismo que en la meditación anterior, cuando hice consciencia de que yo era lo que buscaba. Esta vez comprendí instintivamente que, si estas experiencias no eran del amor humano, era porque pertenecían al amor divino.
Estas tres experiencias están relacionadas con el Ser que soy, con el Yo Soy
Es increíble cómo, de un día para otro, podemos ser conscientes de lo que siempre ha estado frente a nosotros, y sin embargo no podíamos ver.
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