
«Mas ¿cómo perseveras, oh vida!, no viviendo donde vives?» San juan de la cruz
Sentimientos de amor, odio, tristeza alegría, pesar, dicha etc., los sentimos cuando estamos en la consciencia individual, en la vida, y los podemos sentir porque son los vehículos que tiene nuestro cuerpo para expresarse. Si estamos en la meditación y estamos en el estado de ser, en la neutralidad, no hay sentimientos. En la vida también podemos estar en el estado de ser, en la neutralidad, sin pensamientos y si miramos por la ventana no podemos nombrar nada de lo que vemos, nada tiene nombre, estamos en la unidad, cuando salimos de este estado es cuando podemos darle nuevamente sus nombres, podemos individualizarlos y diferenciarlos y pensar y sentir que fue una realización maravillosa lo que nos ocurrió. Las realizaciones no siempre ocurren en la meditación.
Todas las realizaciones son sorprendentes, pero en mi caso las experiencias más extraordinaria, han sido las del amor divino, y aun esta experiencia la va olvidando la mente, la consciencia individual. Mi mente no tiene conocimiento de ella, no la puede procesar porque no la entiende. Al principio recordamos y nos emocionamos con el tiempo la intensidad de la emoción que sentimos se va perdiendo hasta que poco a poco desaparece el sentimiento. Comprendemos que en nosotros está el amor y la alegría de haber tenido está realización. El entendimiento que da y la ampliación de consciencia queda en nosotros.
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