
“Debes fluir con cualquier cosa que ocurra en tu vida y deja tu mente libre. Acepta siempre lo que estés haciendo.” Chuang Tzu
Cuando meditamos no sólo nos ocurren experiencias, realizaciones, fenómenos, sino que lo que nos pasa va modificando nuestra forma de actuar, nuestros sentimientos, comportamientos, no sólo con los demás sino con nosotros mismos, empezamos a sentirnos más en armonía con nuestro cuerpo y con nuestro entorno. Vamos cambiando nuestra forma de reaccionar ante comentarios, noticias, circunstancias. Hace ya un tiempo largo conversando con unas amigas que nada tienen que ver con la meditación, les pregunte como les había parecido un escrito que les había enviado. Y una de ellas me dijo que parecía un escrito sobre crecimiento personal. A mí me desconcertó un poco la respuesta. Un tiempo después se me vino la idea de algo que ha estado latente en mí desde que comencé a meditar y es que en la meditación todo tiene que ver con la materia, con el cuerpo, vamos cambiando sin darnos cuenta, sin tener que hacer un esfuerzo mental, cambiamos solo con sentarnos a meditar y ese cambio influye en nuestro entorno, en el trato con las personas alrededor nuestro. En la manera de ver la vida y asumirla vamos entendiendo que no hay que luchar porque las cosas pasen como queremos, sino que comenzamos a aceptar como se dieron.
El cuerpo es parte de la creación, de toda la materia que hay en el universo, es con el cual vamos conociéndonos, podemos saber qué es la materia, qué somos nosotros, y quién somos.
Nada en esta vida puede darse por sentado ya que no podemos saber todas las variables que actúan en nosotros afectando nuestro comportamiento. En la meditación, en el hacer sin hacer, se nos va dando todo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.