Mi comprensión sobre el camino a la Iluminación

«Entre todos los seres que buscan, sólo el místico ha encontrado, pero el precio de tal privilegio es no poder decir jamás qué ha hallado» E.M Cioran

La forma que tenemos los meditadores en luz y Sonido para llegar a la Iluminación o unión con Dios o al despertar es la meditación. Ella nos va llevando a través de todo el camino a ser conscientes de que no somos la mente no somos el cuerpo, vivenciamos que somos uno en espíritu con Dios y somos uno en la materia con toda la creación. Aprendemos qué somos en la creación y qué somos en espíritu, se nos van abriendo los chakras, nuestra energía se equilibra y armoniza, nos damos cuenta que vamos cambiando naturalmente nuestros estados de ánimo, miedos, conductas, comprendemos por qué no vale la pena alteramos y reaccionar de forma agresiva, vamos llegando poco a poco a la comprensión de esa presencia que comenzamos a vivenciar en las meditaciones, a través del observador y del testigo.

En el camino de la meditación vamos haciéndonos familiares con las vivencias que tenemos de tal forma que cuando a través de la Gracia nos llega la realización, la vivencia de la unión con Dios con el espíritu, con la consciencia absoluta, con eso que no sabemos que es pero que siempre ha estado en nosotros, nos afecta de formas diferentes, ya que no todos hemos tenido una aproximación paulatina, de varios años y la meditación de la mano de la filosofía nos facilita que podamos asimilarla más fácilmente y a pesar de ello, tenemos que asentarla en nuestra vida y cuidar de no perder la conexión con ella. Esta conexión nos da mucha paz, alegría, y también felicidad. La unión con el Ser, la Iluminación la vivimos de una manera diferente todas las personas. Para unas personas es una realización espectacular, para otras es más sencilla.

La unión con Dios, es el objetivo del camino de la meditación en luz y sonido. De lo que hacemos consciencia en la Iluminación, es algo tan sencillo, tan obvio, pero al mismo tiempo tan escondido en nosotros por el movimiento de la vida, que no logramos verlo. Vivenciamos, con absoluta certeza, que somos uno con esa presencia que siempre ha estado en nosotros, la presencia que está inmanente en toda la materia. Somos el espíritu, la fuerza vital que ocupa este cuerpo, pero la mente no es capaz de captarlo. Decirlo es muy sencillo y se puede entender intelectualmente, pero cada persona tiene que vivirlo en sí mismo para sentirlo como una verdad absoluta en su vida.

En nuestro diario vivir, despues de la Iluminación, entramos y salimos de este estado hasta asentarlo permanentemente. Este asentamiento puede durar un tiempo, o puede darse inmediatamente.