En realidad la voluntad es deseo. Como Dios es un estado perfecto no tiene voluntad o intención; como es perfecto y completo no tiene deseo en él. El filo de la navaja, al que hacen referencia muchos libros, es el balance de vivir entre dos mundos: un mundo interno si la persona ha sido iniciada, y el mundo externo de los cinco sentidos. La mente y el cuerpo no se iluminan y son la mente y el cuerpo los que crean todas las necesidades; el mundo espiritual no tiene necesidades. Por eso el individuo tiene que aprender a equilibrarse a sí mismo entre las interminables necesidades y requerimientos de la mente y el cuerpo, y su necesidad absoluta de ir más allá de todos los límites y experiencias. Entonces cada día, pregúntese a usted mismo ‘‘¿soy yo, o son ellos?’’, y como toda experiencia es una prisión, entonces usted no debería conformarse con ninguna experiencia.