
«El amor puro no manifestado de la fuente es la neutralidad, el amor manifestado como un reflejo en la forma es compasión, servicio incondicional, empatía y ternura. » Rasech
Hace poco me encontré una carta de la jerarquía espiritual y al releerla me di cuenta que lo que está escrito en ella es un ancla poderosa a la vida. La ayuda que podemos prestar a familiares a conocidos y amigos de nuestra juventud o niñez o conocidos recientemente al enviarles luz, nos lo retribuyen en una ayuda que ellos nos prestan sin saberlo, porque podemos equilibrar el mundo inmaterial, el mundo del espíritu, con el mundo material, el mundo de la vida. Podemos anclarnos al espíritu y a la materia, al cielo y a la tierra, al recordar que todos los que estamos en este camino espiritual, hemos sido llamados en formas diferentes a prestar un servicio y cada uno con su propia misión que va entendiendo a medida que avanza en su progreso espiritual al expandir su consciencia.
Somos trabajadores de la luz, aunque sintamos que nuestro aporte es muy pequeño es un punto de luz que unido a los puntos de luz de nuestro grupo y a todos los demás grupos y personas de todo el mundo que trabajan con la luz, formamos una comunidad enorme, una masa crítica, para impactar a las personas que todavía no han encontrado su camino y viven en la tristeza, el desconcierto, la soledad, la oscuridad.
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