Es importante recordar que ni el cuerpo ni la mente consiguen la iluminación. Como dijo Kabir: «LA CUCHARA NO PRUEBA LA SOPA», entonces nuestra práctica espiritual debe ser regular; incluso si nuestro día es largo y duro, podemos manejar entre 5 y 10 minutos practicando nuestro mantra o sentándonos silenciosamente.
El trabajo del mundo nunca terminará, no está hecho para que termine. El universo está en un estado de movimiento perpetuo, y el cambio es invariable, y como no podemos concentrarnos todo el tiempo, entonces tenemos que generar buenos hábitos tanto como malos hábitos, en relación con nuestra búsqueda espiritual.
En el El Bhagavad Gita, se le muestra a Arjuna que el mundo entero puede querernos y necesitarnos, y que después, cuando nos hayamos ido, tristemente seremos olvidados; así que si nosotros mismos personalmente no hacemos del logro de la iluminación nuestra prioridad, sólo nos podemos responsabilizar a nosotros mismos de ello, a nadie más puesto que la oportunidad para la iluminación está aquí ahora.