
“La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original” Albert Einstein
El camino de Luz y Sonido nos lleva poco a poco y progresivamente a caer en cuenta de que siempre hemos sido uno con Dios y este reconocimiento lo podemos hacer a través de las varias etapas que vivimos en la meditación, esto sólo podemos realizarlo en vida y el Maestro Ishvara o Maestro espiritual y la gracia divina en la creación irán con nosotros en este camino sin importar en qué nivel o etapa estemos.
El Camino tiene tres etapas fundamentales o Iniciaciones, en la primera Iniciación se nos es revelada La luz y el Sonido y accedemos a conocimientos y entendimientos antes nunca conocidos ni imaginados, percibimos y podemos testimoniar las vibraciones y sonidos de planos de consciencia que están más allá del universo que conocemos y esto nos lleva, junto con la gracia a través de todos los planos de consciencia y podemos incorporar en nosotros el conocimiento y el entendimiento de estos planos superiores.
Para trascender los diferentes niveles de consciencia es necesario la meditación y hacer silencio en nuestra mente y para esto tenemos que alejarnos del ruido de la vida, al silenciar la mente alcanzamos meditaciones más profundas que nos permiten tener vivencias que se convierten en certezas. El modo que tenemos los meditadores en luz y sonido para lograrlo es interiorizarnos, es decir, la introspección profunda donde se acallan los pensamientos. Si meditamos con regularidad la introspección profunda nos va llevando a trascender los diferentes planos de consciencia y esta se va expandiendo ganando en comprensión y conocimiento, comenzando en el plano de la creación en que estamos actualmente, el plano más bajo y de menor espiritualidad.
Lo primero de lo que hacemos consciencia es que todos somos uno, y Dios, el Espíritu, el Ser no se divide en espíritus individuales, es una unidad indivisible, la única individualidad permanente que no tiene principio, no tiene fin, nunca ha nacido y nunca morirá, de ella sale y en esta unidad incognoscible se mueve la creación.
En la segunda Iniciación comprendemos que no somos el cuerpo no somos la mente e intuimos al observador y vivenciamos que el observador y nosotros somos una unidad y lo mismo nos ocurre cuando vivenciamos al testigo somos uno con el testigo y es a través del mismo observador y del mismo testigo que hacemos consciencia que somos uno llamémoslo espíritu, observador, testigo, Con cada entendimiento se expande más nuestra consciencia ganando en entendimiento y ganando en espiritualidad.
Desde el inicio nos vienen mostrando que somos uno con Dios, pero nuestra consciencia limitada, finita no lo comprende de forma absoluta y es en la tercera Iniciación o Iluminación cuando caemos en cuenta que somos uno con Dios y nos asombramos por no haberlo comprendido antes.
El camino a la Iluminación o camino de luz y sonido no es un camino fácil, este camino nos lleva gradualmente a través de la meditación a incorporar el conocimiento y el entendimiento necesario para atestiguar que somos uno con Dios. Nosotros practicamos lo que dice el Tao el hacer sin hacer y esto exige un entrenamiento en meditar para poder atestiguar las realizaciones o entendimientos que nos dan las vivencias en la meditación. La meditación en Luz y Sonido nos da mucha tranquilidad, armonía, autoestima, salud, poder sobre nosotros mismos, alegría, mirar la vida con otros ojos, etc.
El camino de Luz y Sonido nos lleva a darnos cuenta de la realidad de lo que somos de una manera que podemos comprenderlo los seres humanos.
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