{135} – El 05-03-2017, estuve en una cita donde unos médicos, me conectaron a una máquina porque me iba a revisar, al final de la consulta me dijeron que habían cerrado un poco el tercer ojo, por supuesto no me gusto, porque nunca me advirtieron que iban a manipular el tercer ojo, cuando les reclame, me aseguraron que no iba a pasarme nada, y en la noche cuando cerré mis ojos me di cuenta que todo había cambiado. Ya no tenía las luces nítidas que normalmente veía cuando me acostaba, mi campo visual no era como antes negro, profundo, infinito. Ahora era un negro con manchas blancas brumosas, como sucio, y tenía un velo que no me dejaba ver bien, no tenía profundidad. Me asusté mucho al pensar que había perdido toda la claridad y nitidez, y que ya no podría meditar. Sentí que me habían quitado algo muy valioso, y que ahí había terminado mi camino. Para mí fue una pérdida terrible, y muy dolorosa emocionalmente, porque la meditación se había convertido en una de las cosas más importante de mi vida.
Observaciones. Comento lo anterior para que sepan que, cuando nos mueven las energías esto puede ocasionar cambios en cómo vemos en la meditación. Un adepto me comentó que en los meditadores las energías se organizaban distinto y a veces los médicos piensan que las energías no están cuadradas como deberían ser, y las “organizan” como ellos suponen que deben estar. Como para mí fue tan traumático y me demore muchos meses, para más o menos volver a la normalidad, quiero dejarlo escrito para que, si son meditadores y necesitan exponerse, puedan decidir sabiendo lo que puede ocurrir.
Por fortuna decidí seguir meditando, y mi camino no se truncó, aunque me costaba mucho meditar viendo mi campo visual tan cambiado, me animaba recordando que lo ganado en la meditación nadie me lo puede quitar, que la Gracia divina está por encima de cualquier energía de la materia y lo más importante es que ya había tenido vivencias que me daban la certeza de ser uno con el Observador, con el Ser, con Dios, aunque esto sólo sea posible cuando mi cuerpo muera, pero si somos conscientes de lo que somos, se nos abren las puertas a poderes que antes sólo muy ocasionalmente utilizábamos inconscientemente, y estos nos ayudan a vivir tranquilamente, en paz, en armonía.
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